De arma de presión fundamental para la consecución de las reivindicaciones de los trabajadores ante las posturas recalcitrantes de la patronal - pública o privada- LA HUELGA ha sufrido un gran deterioro y desprestigio bajo el régimen de la democracia monárquica y parlamentaria. Para la CNT las que explicamos a continuación han sido las principales causas, derivadas fundamentalmente de la implantación de un modelo sindical reformista y de integración:
CAUSAS DEL VACIAMIENTO DE SIGNIFICACIÓN DEL ARMA OBRERA DE HUELGA
- La clase obrera se ha visto desposeída de los instrumentos para la organización de la defensa de sus derechos y de las herramientas para el sostén de la lucha por sus intereses, hasta la pérdida de su misma identidad y ha asistido a la desaparición de un movimiento obrero autónomo y combativo que era la expresión de su conciencia y de su acción.
- Se ha ido barriendo de los centros de trabajo cualquier viso de autonomía y asambleismo para imponer un modelo de “relaciones laborales” verticalista que tiene como eje al comité de empresa o la junta de personal, organismos de corte parlamentarista y electoral, que promueven la delegación en la resolución de los problemas que afectan al trabajador y que fomentan en éste el individualismo, la insolidaridad, la ausencia de compromiso y el abandono de la propia responsabilidad en el control de los aspectos que atañen a su vida laboral.
Seguir Leyendo...
- Esto se ha ido produciendo en la misma medida que se ha ido consolidando un mal llamado sindicalismo, que se define de nuevo cuño, de integración, interclasista y reformista, de negociación y pacto, de gestión, de servicios, un sindicalismo servil en suma que, financiado por el Estado, reconocido por la Patronal y aupado por los Medios de Incomunicación ha promovido el ascenso de toda una casta de liberados privilegiados cuya realidad cotidiana nada tiene que ver con la del común de los trabajadores; una clá de burócratas vividores instalados en despachos climatizados con secretaria y equipamiento ofimático donde el contacto con el tajo es puramente virtual; una caterva de profesionales de la representación en reuniones “al más alto nivel”, “comidas de trabajo”, mesas, foros, convenciones, encuentros y demás martingalas; una tropa de trepas ejecutivos de la logística de los desfiles reivindicativos a golpe de subvención con toda su folclórica parafernalia servida por encargo y a medida. Se han constituído en verdaderos emporios o corporaciones “sindicales” que impulsan y gestionan actividades empresariales y líneas de negocio de la más variada índole: reprografía, impresión y edición, seguros, viajes, ocio, cooperativas inmobiliarias, gestoría, formación laboral, etc., etc. que mueven un importante volumen de capital y disponen también de asalariados que en más de una ocasión han entrado en conflicto con su empresa sindical. Estas maneras de hacer han generado, como no podía ser de otro modo, corruptelas de todo tipo, a veces de escándalo –recuérdese el de la PSV, por “ejemplo”- por el control de cholletes, chanchullos, negocietes, enchufetes y demás prebendas que funcionan al amparo de las subvenciones a cargo de la hacienda “pública”. Por contra este modelo sindical, que cuenta con el beneplácito y la financiación del Estado y el Capital, ha abandonado la labor que debería afrontar una auténtica organización de clase: la constante mejora de las condiciones de vida de los productores de la riqueza social y la lucha por librarse de la explotación y la injusticia a que estos se ven sometidos. Los responsables de la desoladora y penosa situación que hoy sufren los trabajadores en este país (paro criminal, precariedad criminal, siniestralidad criminal, condiciones laborales y salariales criminales, criminal y constante pérdida de los derechos, condiciones y bienestar conquistados, criminal desposesión de instrumentos y herramientas de defensa y combate…) los responsables del panorama que presenta hoy la clase obrera no pueden ser otros que aquellos que se dicen sus “representantes mayoritarios”, y que, a pesar de todos sus medios, con sus actuaciones y sobre todo con su omisiones no han sabido o no han querido evitar la impotencia con que se encuentra el movimiento obrero para enfrentar el despiadado ataque sin concesiones al que hoy le somete el capitalismo más salvaje, y al tiempo más racionalizado y progresado, en el desfavorable terreno de la crisis provocada y amplificada hasta el paroxismo como coartada para el asalto a las arcas públicas y los recursos del estado del bienestar y como salvaguarda de los criminales beneficios acumulados en el inmediato periodo de vacas gordas.
HACIA UNA RECUPERACIÓN DEL MOVIMIENTO OBRERO QUE POSIBILITE UNA HUELGA GENERAL
El principal problema por el que hoy pasa el paralizado Movimiento Obrero en este país es la fractura existente entre la generalidad del proletariado y sus organizaciones de clase. Las causas han sido explicadas más arriba. En esta situación la convocatoria de una Huelga General, ciertamente necesaria para enfrentar las políticas del Capitalismo, está abocada al fracaso. Sin Movimiento Obrero nada se puede movilizar más que la fiel feligresía de las distintas capillas en que hoy se haya fraccionada la organización proletaria. El pretender, p.e., que con una mayor implicación de más activistas que los que participaron en la última, del 29 S del 10, capaces de engrosar piquetes con capacidad de cerrar centros de trabajo no haría más que agrandar la fractura señalada. Una Huelga que además, para tener una mínima capacidad de presión para lograr sus objetivos, ha de plantearse como Indefinida no puede más que ser convocada desde los centros de trabajo y no desde las organizaciones sindicales.
La tarea por tanto es ingente: desmontar el modelo de relaciones laborales que ha provocado la práctica desaparición del Movimiento Obrero y recuperar una auténtica dinámica asamblearia que posibilite la intervención en pie de igualdad de tod@s l@s trabajdores/as.
Se impone pues detenerse a reflesionar sobre el modo en que esto pueda propiciarse y no continuar con la huída hacia delante tratando de conseguir rédito partidista de las movilizaciones sindicales.
¿Cómo? Ahí te queremos ver. Nosotr@s es esas estamos.
La tarea por tanto es ingente: desmontar el modelo de relaciones laborales que ha provocado la práctica desaparición del Movimiento Obrero y recuperar una auténtica dinámica asamblearia que posibilite la intervención en pie de igualdad de tod@s l@s trabajdores/as.
Se impone pues detenerse a reflesionar sobre el modo en que esto pueda propiciarse y no continuar con la huída hacia delante tratando de conseguir rédito partidista de las movilizaciones sindicales.
¿Cómo? Ahí te queremos ver. Nosotr@s es esas estamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario