ALGUNAS RAZONES DEL DESPOBLAMIENTO DEL CAMPO EN ESPAÑA
En 1905 los 300 vecinos del pueblo de Boada (Salamanca), jornaleros y agricultores, se ofrecen al Presidente de la República Argentina a través del diario La Prensa de Buenos Aires para emigrar. Explican que ya no pueden comer y dar de comer a sus hijos porque les han vendido los pastos, los huertos, las leñas y las eras. El despoblamiento del campo en España en los últimos dos siglos no se debe a que la mano de obra agraria tenga vocación migratoria. A los campesinos y campesinas de Boada y de muchos pueblos el Estado les vendió las fincas comunales de las que en mayor o menor medida vivían para obtener unos ingresos que necesitaba urgentemente. A esto se lo conoce como la desamortización del suelo. Se despoja de fincas al clero, a los municipios, a los municipios y a los pueblos que gestionaban terrenos comunales. Las leyes relativas a la desamortización se ponen en marcha a lo largo del siglo XIX y supone que una minoría de individuos acaudalados adquieran terrenos que en muchos casos roturarán para dedicarlos a cultivos de cereales. Muchos campesinos se verán obligados a trabajar de temporeros o bien emigrar.
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Más adelante, desde 1950 hasta 1970 se produce una fuerte emigración desde el campo hacia las ciudades y hacia otros países. Se debió a que la industria necesitaba mano de obra y en el campo no había posibilidades de buscarse la vida. Ya en los años 60 el Estado aprueba el I Plan de Desarrollo donde se afirma que la población agraria es muy elevada y que habría que trasvasarla a las ciudades. En l955, incluso, el ministro de Agricultura, Rafael Cavestany, aconsejaba a los campesinos buscar una colocación en la industria, al contrario de la política que se llevó respecto al campo en los años 40. A esa política favorable al éxodo rural se sumó el desprestigio de la vida en los pueblos y la superiroridad de la vida urbana difundida por la radio, luego la televisión y la escuela, que se alejará
de los núcleos rurales para concentrarse en zonas urbanas. Muchos pueblos carecían de carreteras, de luz, agua y otros servicios. Los ayuntamientos no hicieron nada. Eso animó el abandono de los pueblos. Algunos pueblos tuvieron que hacer las carreteras y el suministro de agua por su cuenta.
Desde esa época los que nos quedamos en las zonas rurales venimos escuchando la misma camtinela de los políticos y “expertos”: “hay que modernizar el campo reduciendo la población activa agraria para ponerse a la altura de los países más avanzados”; hasta hace poco, porque ya no queda casi nadie. En 1986 nos metieron en lo que ahora llaman la Unión Europea, una unión de Estados más intervencionista que el régimen franquista de los años 40, que con sus cuotas de producción, sus subvenciones y todos sus papeleos burocráticos, han modelado el campo hacia una agricultura industrializada, de monocultivos, hipotecada con los bancos y dependiente del petróleo en grado extremo.
Como en el siglo XIX, en el siglo XX el despoblamiento del campo se produce por unas causas que nada tienen que ver con una “clara vocación migratoria de la mano de obra agraria”, como desafortunadamente figura en nuestros acuerdos sobre el campo.
Gerardo Fernández-CNT Oviedo.
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