viernes, 22 de mayo de 2009

EL PRECIO DEL SILENCIO (Come y calla)

Más de 15 millones de euros (dos-mil-qui-nien-tos-mi-llo-nes de pts.) se llevaron los Sindicatos oficiales en subvenciones directas en 2008
Falta saber cuánto reciben de las CC.AA., de formación y de firmar convenios
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El BOE del 28 de enero de este año publicaba una resolución de la Subsecretaría del Ministerio de Trabajo e Inmigración por la que se da a conocer las subvenciones recibidas por los Sindicatos oficiales. Pero en estos datos no está todo el monto que reciben, falta por conocer las subvenciones que reciben las distintas federaciones que los componen, los multimillonarios pagos de formación, el dinero que dan las Comunidades Autónomas y otras Instituciones, como las propias empresas que pagan los salarios de miles de liberad@s instalados en los Comités de Empresa.

Es insultante que estos miles de millones de pesetas no sirvan para nada provechoso a favor de la clase trabajadora; que estos miles de millones no hayan evitado ni uno solo de los de más de 4 millones de parados; que estos miles de millones ni siquiera paren un ERE. Aunque quizás se trate de eso, pagar –y están muy bien pagados- para no hacer nada. En este sentido, va siendo hora que el Tribunal de Cuentas audite a estos institucionalizados Sindicatos y compruebe si el dinero público que reciben se lo gastan en lo que dicen y, sobre todo, que se hagan públicas sus cuentas, porque públicos son los recursos que reciben.

Es, así mismo, lamentable que prácticamente todos los sindicatos con una cierta audiencia acudan al presupuesto público para sus "gastos corrientes", que ninguno de ellos viva de las cuotas de sus afiliados y afiliadas.

El sindicalismo de gestión necesita gestores a tiempo completo y esto hay que pagarlo y a falta de ingresos por cuotas tienen que buscarlo por otros lados, porque vivir a este lado de la barricada se hace duro una vez que se ha pisado moqueta y se ha montado en coche oficial.

Sola, aislada de esta almoneda de voluntades, está la CNT; ni un euro, ni un duro, nada. Porque nada pedimos. Porque nada queremos. Porque nada vendemos. Ni nuestros principios, ni nuestras finalidades, ni nuestra dignidad, ni la de la nuestr@s compañer@s de clase.

Lo hemos dicho y lo seguiremos diciendo, mientras los sindicatos dependan de las voluntades ajenas, nada podrá hacerse porque quien paga manda, todo lo más, disimular y marear a las personas dando vueltas en círculo sin llegar a ningún lado.

Nosotros desconfiamos de los sindicatos oficiales, deudores del pesebre público, por lo que estaremos vigilantes ante cualquier actuación que tengan tendente a hacer falsas movilizaciones, más pendientes del telediario que de la resolución de los problemas.

Ellos sabrán si les compensa haber traicionado y vendido a sus compañer@s de clase con la firma de los sucesivos pactos sociales y reformas laborales, entregando a los designios del capital a la clase obrera atada de pies y manos. Todo ello como “contrapartida” a los miles de millones que a lo largo del periodo del régimen democrático han acaparado en subvenciones, pago de liberad@s, cesión de patrimonio inmobiliario en locales y mobiliario para amueblar su vida muelle alejada de los tajos bajo la cobertura institucional y mediática. Aunque parece que lamentablemente, a pesar de la escasa militancia no liberada y la desmovilización de su afiliación, sí les compensa. Que con su pan (que es el que a tod@s nos roban) se lo coman, que buenas tragaderas, tienen. Así revienten de la fartura.

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