lunes, 6 de mayo de 2013

Este miércoles, acto reivindicativo de Higinio Carrocera en la fosa común del cementerio de Oviedo

Fosa Común del cementerio de Oviedo
El segundo acto programado en el homenaje que la CNT asturiana dedica a Higinio Carrocera en el 75 aniversario de su fusilamiento tendrá lugar este miércoles, día 8, a las 12 de la mañana. Será en el cementerio de san Salvador de Oviedo, en la fosa común, en donde fue enterrado Carrocera tras ser fusilado el 8 de mayo de 1938 a las 5,30 de la mañana. La CNT asturiana ha organizado un acto reivindicativo en el que habrá intervenciones y se depositará un ramo de flores en memoria del compañero Carrocera. Ese mismo día fueron ejecutados en el cementerio 30 prisioneros de un total de 259 cuyas penas se fueron cumpliendo esos días.


Recogemos el testimonio de Quijano Líndez sobre el último momento de Carrocera:
“Al ser sacado de la prisión con rumbo al cementerio, pretendió animar con frases de aliento a los que quedaban; pero las fuerzas encargadas de la escolta y del fusilamiento, hundiendo sus machetes una y otra vez en las carnes de Carrocera, le produjeron diversas heridas. Manando sangre llegó hasta la misma hoyanca. Solamente la faltaba la corona de espinas para semejar al Cristo, en nombre del cual la España francofalangista robaba, asesinaba, violaba… No obstante su debilidad por la pérdida de sangre sufrida durante el trayecto, todavía tuvo arrestos para solicitar ser cambiado por otro joven que no podía resistir el fusilamiento de los compañeros que por grupos iban realizando, trueque que fue concedido por el jefe de pelotón, previa consulta con el clérigo, que lleno de satisfacción esperaba verlo caer desmayado, pues su agotamiento era bien perceptible, satisfacción que no pudo deleitar al sacerdote, el cual lleno de cólera lo remató con un tiro de gracia, labor que venía ejerciendo con la mayoría de los fusilados. Más antes tuvo que oir el perdón que Carrocera concedía a los soldados del pelotón de ejecución mezclados con fuerzas de la guardia civil diciéndoles que no eran responables, los soldados, de acto tan criminoso, pero que tuvieran presente el día muy próximo (¡pobre Carrocera, exclamamos otra vez) en que tendrían que enfilar sus fusiles a la cabeza de los traidores que entonces les mandaban. Y con los puños en altos, en un alarde de coraje y potencia, rompió las ligaduras que atenazaban sus muñecas y dando vivcas a la CNT, a la unidad proletaria dentro de los sindicatos, a la República y a la libertad, ordenó: ¡fuego ¡

No hay comentarios:

Publicar un comentario