Por Gerardo Fernández
Clasificar a los
sindicatos en dos grupos: sindicatos de Estado y sindicatos
combativos, como hizo Beltrán Roca en su artículo titulado “
Cuestión de modelos. Sindicalismo de Estado y sindicalismo combativo
en la Andalucía contemporánea”,fue un paso previo para
propugnar la unidad de acción del llamado sindicalismo combativo.
Sin embargo,dicha clasificación carece de lógica. Beltrán Roca
entiende por sindicalismo combativo
“aquel sindicalismo que, además de defender los intereses de
clase ,mantiene un discurso y una práctica orientada a la
transformación social, que se traducen, entre otras cuestiones en su
alejamiento del sistema de concertación o pactos sociales”.
Respecto a la transformación social,es obvio que cualquier sindicato
cambia la sociedad en mayor o menor medida. Respecto al alejamiento
de los pactos sociales, habrá que ver si ha rechazado participar en
esa concertación ,porque si no ha accedido a esa posibilidad no se
puede caracterizar a ese sindicato como no pactista. Podría ser no
pactista por falta de oportunidades. El Estado y la Patronal no
necesita ,por ahora, a los llamados sindicatos combativos para pactar. Si,en un
futuro,hiciese falta su colaboración ,no sería extraño que lo
hicieran.
Por sindicalismo de
Estado entiende B. Roca a áquel “ que ha renunciado en la
práctica a cualquier tipo de transformación social y aspiración
revolucionaria al participar en una serie de pactos con Gobierno y
Patronal que garantizan la paz social desde los años setenta del
pasado siglo”. Añade en esta definición la falta de aspiración
revolucionaria pero no incluye esa aspiración en la descripción de
sindicalismo combativo .Parece que aludir a la revolución en el
ámbito del sindicalismo combativo no es procedente. Sus
teorizadores sabrán la razón. También menciona las
subvenciones,los cursillos y cesión de locales,que no son exclusiva
de CCOO y UGT sino también de CGT y otros sindicatos “
combativos”..Tampoco son características específicas del
sindicalismo de Estado la falta de democracia interna, el
funcionamiento jerárquico derivado de las elecciones a Comités de
empresa ,el delegacionismo o la falta de implicación de la
militancia.
Aunque B. Roca no
parece del todo convencido del valor de su clasificación no por ello
deja de usarla porque de lo que se trata es de impulsar la estrategia
de unidad de acción de los llamados sindicatos combativos.
La unidad de
acción del “sindicalismo combativo”.
La estrategia de
Beltrán Roca es la unidad de acción de los sindicatos combativos.
“La colaboración entre
las distintos organizaciones del sindicalismo combativo es vital para ofrecer una
respuesta al embiste neoliberal contra la clase obrera”.Pero,a
partir de una caracterización defectuosa de los sindicatos como la
anterior, no parece razonable construir una estrategia acertada.
Ya van dos años de unidad de acción y los resultados no son una
respuesta adecuada al “embiste neoliberal” como afirmaban B.Roca y otros. Por un
lado,sindicatos además de CNT y CGT, hay muchos y muy variados y ello implica una
gran dificultad para que se unan. Por otro,allí donde se ha reali
zado la unidad de acción
de varios sindicatos la capacidad de movilización es similar a la
suma de las fuerzas de cada organización; es decir no se ha
producido ninguna multiplicación de fuerzas. La clase obrera ,o
mejor dicho masa obrera,no estaba esperando la unidad de acción para
lanzarse a la calle. No se ha captado el grado real de apatía de la
masa obrera. Hay sumas que suman, sumas que restan,sumas que
multiplican y sumas que dividen. Para la CNT la unidad de acción ha
sido una suma que resta porque parte de la organización no ha
apoyado esa unidad de acción haciendo uso del federalismo que le es
propio a cada sindicato. Pero también ha sido una suma que divide
internamente porque para participar en ciertos actos se han firmado
escritos conjuntos reivindicando la nacionalización de la banca, la
renta básica o la defensa de los servicios estatales . Apunta B.
Roca que “cada organización
debe seguir su línea de
acción propia, crecer y fortalecerse, y coordinar entre sí sus
actuaciones para multiplicar sus fuerzas”. Ni lo uno ni lo otro ha
sucedido,al menos a la CNT .Ni ha crecido ,ni
se ha fortalecido. Además se ha desorientado perdiendo la referencia
de sus finalidades antiestatistas aceptando el paraguas
socialdemócrata.
Ahora bien, una vez
que la CGT se ha pasado al bando de los mayoritarios en algunas
manifestaciones del verano y, sobre todo ,en la convocatoria del
14-N y en la desconvocatoria del 31 -O, la unidad en el ámbito
nacional debería finalizar.
La unidad de acción
fue el producto milagro del complejo de inferioridad y de la falta
calidad militante de quienes la impulsaron. En el fondo,no fue más
que una manera de mirarse el ombligo al creer que todo dependía de
la falta de unión del “sindicalismo combativo”.
La
desmovilización obrera.
Sin
embargo, el hecho fundamental es que la masa obrera ha adquirido
hábitos burgueses convirtiéndose en seres con identidad y vocación
de consumidores carentes de espíritu de lucha y renuentes a
organizarse con otros trabajadores. De ahí que no haya disposición
a huelgas indefinidas y sí a manifestaciones que no suponen
ningún
problema para el gobierno.
La
historia no es como la cuenta Marx y Engels al principio del
“Manifiesto Comunista”:”La historia de todas las sociedades
hasta el día de hoy es historia de luchas de clases. Libre y
esclavo,patricio y plebeyo,señor y siervo,maestro y oficial,en
suma,opresores y oprimidos han estado y están enfrentados entre
sí,han mantenido una lucha ininterrumpida,ya oculta ya abierta,una
lucha que en todos los casos terminó con una transformación
revolucionaria de toda la sociedad, o bien con el hundimiento
conjunto de las clases en lucha”. Ni antes ni ahora las luchas de
la clase oprimida han sido constantes sino de corta duración e
intermitentes. En ello el papel del Estado ha sido fundamental para
generar el conformismo consumista. Papel que los marxistas y
socialdemócratas no señalan puesto que para ellos el Estado es una
institución a conquistar pero no a suprimir.
Hasta
Manu García en el periódico “CNT” nº 393,página 15 reconoce
que “sigue faltando en el escenario político español el bloque
que supere la atomización y la dispersión de las luchas y
reivindicaciones de los de abajo” y ésto después de impulsar
como estrategia de la CNT ser con otros o no ser.
Resultados de una
estrategia equivocada.
En
primer lugar la unidad de acción del llamado “sindicalismo
combativo” no ha logrado ningún éxito en la lucha contra los
recortes y la reforma laboral. No es previsible que a corto plazo se
consiga algo por este camino.
En
segundo lugar, la afiliación y la militancia de la CNT ha
disminuído en cantidad.
Se
anunciaba que esta estrategia y algunos acuerdos del último congreso
iban a producir un incremento importante de la afiliación y de la
militancia; ha sucedido todo lo contrario.
En
tercer lugar, la CNT ha aceptado reivindicaciones como la renta
básica, la nacionalización de la banca y la defensa de los
servicios estatales como propias en algunos de los comunicados
conjuntos, que son incompatibles con sus acuerdos relativos al
principio antiestatista ,la táctica de la acción directa y la
finalidad de suprimir el Estado. Pero ,para Manu García en el “CNT”
nº 393, pag.15 ,no es suficiente puesto que nos pide “máxima
generosidad,un esfuerzo de compresión (comprensión, supongo) mutua,
de búsqueda de lo que nos une a todas las fuerzas populares. Podemos
andar camino juntos sin renunciar a las especificidades propias “,
aunque reconoce que las jornadas de lucha conjunta no pasan de lo
simbólico. Se trata de llevar a cabo una colaboración más
consistente y constante. Es decir, ubicados delante del abismo hay
que dar un paso adelante.
Posiblemente
la militancia libertaria se mueva más fuera de la CNT que dentro y
de ahí se derivaría la debilidad cuantitativa y cualitativa del
sindicato. Asombra que con la experiencia histórica desafortunada
de la CNT en unidades de acción (durante la guerra civil,por
ejemplo) que condujeron a la derrota y a la división interna del
sindicato se haya adoptado una estrategia como la actual.
En mi opinión, la CNT tiene hoy en día un importante problema de identidad. No somos ajenos a la sociedad en la que vivimos, y vivimos en una sociedad tremendamente mediática. Hay una parte de la izquierda, de la que se sitúa a la izquierda de IU, que dispone de cierta cobertura mediática y en la CNT hay quien aspira a que no nos quedemos fuera. Sólo se puede participar de esa cobertura mediática si se tiene un determinado discurso, que no es el de la CNT. Al menos no lo es totalmente, lo que añade más leña al fuego de la confusión. Por eso, sin quererlo (yo no supongo mala fe), poco a poco se cambia el discurso de la organización.
ResponderEliminarEste proceso se complica con la cobertura intelectual de que también goza esta izquierda de la que hablaba arriba. Personajes como Chomsky, Vicenç Navarro, etc. gozan de un merecido prestigio que dota a esta izquierda del halo de "realismo" que les permite presentarse ante la sociedad como una alternativa posible. Esto vuelve a generar complejo entre parte de la militancia de CNT que tiende a refugiarse bajo este paraguas intelectual de una manera demasiado acrítica. Si bien son muy interesantes las aportaciones de esta intelectualidad, las alternativas sociales que manan de ellos están, normalmente, en el ámbito de "lo posible". Es decir, se muta de la revolución al posibilismo. Esto es más difícil de percibir porque nuestra organización no deja de ser un sindicato, pero se percibe.
En mi opinión, habría un último elemento a tener en cuenta. El dinamismo brutal de la sociedad en la que vivimos (y repito la CNT forma parte de ella) tiene unos ritmos, una necesidad de alta eficiencia, una velocidad, etc. que hace que muchos afiliados perciban a nuestra organización como un dinosáurio esclerótico. Nuestra estructura confederal y nuestra organización asamblearia no es ineficiente, ni lenta, ni nada. Nos organizamos conforme a lo que propugnamos: la acción directa, la participación, la no delegación. Si la afiliación no participa, la CNT no se mueve. Introducir maneras que permitan a la CNT moverse sin la voluntad de su gente es otro signo de que la CNT no es ella misma. No me creo que haya miles de personas esperando a que la CNT se mueva para seguirla. No sólo no me lo creo, si no que no me gusta esa idea: no estoy en la CNT para que nadie me siga, en todo caso para que me acompañe, si fuese su deseo.
Desde mi punto de vista, estos tres procesos responden al mismo fenómeno: la falta de identidad. Cuando uno no sabe lo que es ni lo que quiere, acaba buscandose en referencias externas. Y así estamos. Y no distingo regionales o sindicatos.
Juan (militante SOV Gijón)